Colombia Una Bomba Pensional



En Colombia el Estado, los banqueros, las empresas nacionales y multinacionales tratan a sus trabajadores peor que cualquier finquero del mundo a sus bestias de trabajo; a estas los dueños les proporcionan comida, establos, veterinarios y medicamentos adecuados a sabiendas de que si están bien alimentadas y saludables darán mejores dividendos.
Por otro lado, el Estado colombiano que está obligado a buscar soluciones para los problemas sociales, en realidad es un fiel administrador de los negocios de los ricos, actúa en favor de los banqueros y demás capitalistas para arrasar con los poquitos derechos de los trabajadores activos y pensionados para acabar con el sistema público de pensiones. En los últimos meses el presidente de la ANIF (Asociación Nacional de Entidades Financieras) Sergio Clavijo, al igual que el presidente de ASOFONDOS (Asociación Colombiana de Administradoras de Pensiones y de Cesantías) Santiago Montenegro, han declarado insistentemente ante los medios de comunicación que urge una reforma pensional; han generado pánico económico al decir que Colpensiones es una bomba fiscal, para lo cual tienen la propuesta de marchitar o acabar con el sistema público de pensiones, aumentar la edad de jubilación, dar mesadas por debajo del salario mínimo y otras medidas jurídicas para no pensionar a los trabajadores y así evitarle al país ese desembolso.
Hacer realidad estos planteamientos busca generar mayores utilidades para los bancos que en realidad son quienes manejanel dinero de los fondos de pensiones, entre otros están Porvenir, Protección, Colfondos y Old Mutual; los mismos que financian las campañas politiqueras tanto de izquierda como derecha para completar el marco de la farsa electoral, asegurando de esta forma que se haga la ley a la medida de sus pretensiones económicas, aunque signifique condenar a los trabajadores al desamparo en su vejez.
A estos capitalistas nada les importa que los trabajadores hayan ahorrado parte de su salario para obtener su pensión soportando toda su vida la explotación asalariada de la cual se extrae la plusvalía para que este manojo de vividores llenen sus bolsillos utilizando al Estado y sometiendo a la miseria a millones de seres humanos, generación tras generación.
Es claro que la burguesía está férreamente organizada y sus representantes son fieles defensores de sus intereses, contrario a los actuales apóstatas y burocráticos dirigentes de las centrales sindicales, quienes orientan a los trabajadores para que confíen en los politiquerillos, que miren impávidos los estragos de 25 años de la Ley 100, que se dejen enajenar por cantos de sirena que hablan de paz y post-conflicto mientras se pierde de vista lo que está sucediendo a muy corto plazo en el tema laboral y de pensiones tanto de los trabajadores activos, como de los ya pensionados.
Ya va siendo hora de que el trabajador asalariado reaccione y se organice; que el dirigente honesto que vive el rigor de la explotación actué con independencia de clase y haga el llamado para que las bases conformen comités permanentes para afrontar este problema, que se dicten charlas, conferencias, foros, se convoquen mítines, plantones, marchas, que se difundan ideas en el voz a voz y por las redes sociales, construyendo un vasto movimiento que con la fuerza de un paro general consiga frenar esta aventajada arremetida patronal. De esta manera se evitará la repetición de los sucesos acaecidos en Chile, Grecia, España y otros países en donde las orientaciones sindicales se han demorado, dándole ventaja a las medidas anti-obreras en favor de los capitalistas.
Va siendo hora de recordar que el Movimiento Obrero a viva fuerza conquistó derechos donde antes no había nada, sin lugar a dudas mucho más se puede hacer aprendiendo de la historia, de la experiencia de las luchas perdidas y ganadas, allí se puede evidenciar su fuerza y capacidad de transformar la sociedad para el bien de la humanidad.


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