LA HUELGA DE LAS BANANERAS ACONTECE EN LA ÉPOCA DEL NACIMIENTO DE LA CLASE OBRERA EN COLOMBIA
Ponencia del Comité de Lucha Popular de Bogotá y la Escuela Sindical María Cano, el pasado 10 de diciembre en el FORO, en conmemoración de los 89 años de la Gran Huelga de las Bananeras y en recordación luctuosa de la Masacre de los huelguistas y sus familiares. Defendemos las enseñanzas de la huelga bananera cual vivas lecciones para las luchas actuales de los trabajadores, y seguimos denunciando la horrorosa matanza que ahora solo es un “mito literario” para los opresores, pero no para los oprimidos quienes siempre encontrarán en ese pavoroso recuerdo, un motivo más para acrecentar su odio irreconciliable contra los enemigos a muerte del pueblo colombiano.
LA HUELGA DE LAS BANANERAS ACONTECE EN LA ÉPOCA DEL NACIMIENTO DE LA CLASE OBRERA EN COLOMBIA
La Clase Obrera no siempre ha
existido en el país; nace como parte indispensable de un nuevo sistema basado en
la explotación capitalista del trabajo asalariado. Aunque tal sistema existía
desde siglos antes en otros países de Europa, en Colombia apenas despunta a
finales del siglo XIX, justo en vísperas del paso del capitalismo mundial en su
fase final, de decadencia, de descomposición, de agonía histórica, transformándose
desde comienzos del siglo XX en capitalismo-imperialista, donde las economías
de todos los países se convirtieron en simples eslabones de una sola economía
mundial, y unos cuantos países imperialistas, opresores y explotadores son parásitos
de todos los demás países oprimidos y explotados.
Colombia ha sido uno de esos
países oprimidos y explotados por el imperialismo, principalmente de EEUU. Su
modo de producción capitalista no fue importado desde algún país extranjero.
Surgió de las entrañas de un modo de producción anterior basado en la
explotación de los campesinos siervos por los terratenientes semifeudales. Sobre
las condiciones del naciente capitalismo, actuaron los adelantos industriales
de otros países como fue la locomotora a vapor, y la importación de capital
financiero imperialista para la inversión en la agricultura, la ganadería y la
industria.
En 1919 existían numerosas
organizaciones obreras pero todavía de tipo provincial y gremial, más que
fabril. Sólo entonces estaban surgiendo las grandes fábricas, al lado y en vez
de la pequeña producción manufacturera y artesanal. También, los enclaves de la
burguesía imperialista se fortalecían en el transporte, embarque y obras
públicas. El desarrollo de la naciente industrialización en Colombia, esto es,
la acumulación y concentración del capital en pocas manos, no fue obra de la
burguesía, sino de la más cruel explotación y opresión de la nueva clase de los
proletarios, sometidos a jornadas laborales de 16 horas, incluidos niños y
mujeres a quienes se le pagaba menos salario que a los hombres, sin ninguna protección
legal para los trabajadores, totalmente prohibidos de organizar sindicatos,
protestas y huelgas.
Así como el capitalismo nace en
Colombia ligado a grandes compañías extranjeras transformadas luego en
monopolios imperialistas, también la Clase Obrera nace explotada por el capital
imperialista y nacional, aglomerada principalmente en empresas extranjeras que
explotan minas, petróleo, plantaciones, transporte fluvial y ferroviario.
Particularmente, las compañías
extranjeras invierten en la agricultura y ganadería de la Costa Atlántica. A su
lado la burguesía agraria local comienza a explotar trabajo asalariado para producir
tabaco, cacao, caña de azúcar. Al no existir una desarrollada infraestructura
que conectara la ciudad de Santa Marta con los mercados, la burguesía presiona
en 1887 la construcción de un ferrocarril en la zona, que estimula el
establecimiento de las primeras plantaciones de banano, una nueva industria
cuya producción a gran escala para los mercados internacionales urgía más
ferrocarriles, embarcaciones de carga más grandes y más rápidas, condiciones propicias
para la exportación del capital financiero imperialista a la zona. En 1892 se
funda la Colombia Land Company, la cual
compró 6.100 hectáreas en Río Frío y adquirió la compañía del Ferrocarril en
Santa Marta. En 1898 esta compañía se asocia con otros capitalistas
norteamericanos y crean la United Fruit
Company (Compañía Frutera Unida), la cual tenía su sede comercial en
Boston, controlaba el 80% de la industria bananera internacional, explotando
trabajo asalariado a la vez en Jamaica, Cuba, Republica Dominicana, Costa Rica,
Panamá, Guatemala y Honduras. Con la inversión del capital extranjero, la
producción en la zona bananera que comprendía Santa Marta, Ciénaga, Aracataca,
Río Frío, aumentó de 45.000 a 12´000.000 de racimos al año. Aunque la burguesía
colombiana tenía contradicciones con la burguesía yanqui en la disputa por las
tierras baldías y en la competencia por el negocio del banano, lo principal fue
su sometimiento lacayo a los imperialistas y el papel del Estado al servicio y
defensa de los intereses del capital extranjero y nacional.
Desde el comienzo, la burguesía colombiana
ha sido una clase reaccionaria, lacaya, socia y cómplice de los imperialistas en
la explotación y opresión del pueblo colombiano. Como en muchos otros países,
también en este, la burguesía incapaz de acabar los privilegios de los
terratenientes feudales, hizo alianza con ellos, preservándoles su vieja renta
tributada por la servidumbre, haciéndolos partícipes de la nueva renta capitalista
de las tierras dedicadas a la explotación asalariada del trabajo en la
agricultura, la ganadería y la minería, y sellando una alianza de los peores
enemigos del pueblo: imperialistas, burguesía y terratenientes.
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