LA CLASE OBRERA EN COLOMBIA COMO EN TODOS LOS PAÍSES NACE EN MEDIO DE ATERRADORAS CONDICIONES DE OPRESIÓN Y EXPLOTACIÓN


La Clase Obrera en Colombia como en todos los países nace en medio de aterradoras condiciones de opresión y explotación

Para producir más, se necesitaba más capital y más fuerza de trabajo libre para ser comprada y explotada. La población de Santa Marta pasó de 5.000 habitantes en 1910 a 25.000 en 1925, nutrida principalmente por obreros que no se establecían en una sola finca, sino que iban de plantación en plantación. Se les pagaba al destajo, por trabajo cumplido y no por horas. Los trabajadores eran reclutados por contratistas quienes acordaban con la United el trabajo a realizar aceptando como condición la siguiente clausula: “Todos los detalles del trabajo serán de cargo del contratista, ni el contratista ni sus empleados son empleados de la United Fruit Company”. Trabajaban los 7 días en la semana, pero no se les pagaba cumplidamente y como parte inicial del pago se les entregaban vales para almacenes de la propia compañía. Los tenderos que cambiaban los vales descontaban del 10 al 30% del valor. No había hospital que atendiera a los trabajadores, pero se les descontaba del salario el 2% para “atención hospitalaria”. Eran permanentes las epidemias de paludismo, anemia tropical, tuberculosis, parasitismo intestinal y gastroenteritis infantil. Los accidentes de trabajo eran muchos y frecuentes. Los trabajadores se alojaban en campamentos dentro de las plantaciones donde las camas eran esteras de hoja de guineo, y hasta 7 dormían en cuartos de 3 x 3 metros.
La United Fruit Company argüía no tener trabajadores, además de que era tal su poder en la zona que evadía la legislación laboral burguesa existente. Las ganancias de los imperialistas, burgueses y terratenientes se acrecentaron, del mismo modo como creció la miseria e indignación de las masas frente a sus terribles condiciones de trabajo, que se pueden resumir en: superexplotación (salarios de hambre), ausencia de derechos laborales (contratación por terceros), y trato represivo carcelario en las plantaciones. Eran las condiciones de los obreros bananeros en una época de mayor atraso económico de la sociedad, pero al final de cuentas, las mismas condiciones actuales de los asalariados.
La Clase Obrera nace luchando junto con los demás trabajadores
La situación de la joven clase obrera colombiana de por sí miserable, fue empeorada en la época de la primera guerra mundial imperialista (1914 - 1918) y en los años posteriores, cuando se disparó el desempleo, aumentaron los precios de los productos importados y bajaron los salarios.
El triunfo de los obreros y campesinos en la Revolución Rusa en Octubre de 1917, animó a los obreros y pueblos del mundo a seguir su ejemplo, y fue un importante aliento y estímulo de la inconformidad y rebeldía de los trabajadores colombianos, especialmente de la joven Clase Obrera que nació haciendo uso de la huelga para resistir a la explotación capitalista que enriquecía a patronos extranjeros y nacionales. En 1878 trabajadores del ferrocarril de Buenaventura organizaron la primera huelga en el país, seguida por la huelga de 1895 en el tranvía de Bogotá. En 1910 el movimiento de masas se extendió por toda la Costa Atlántica juntando en una sola lucha victoriosa a braceros, portuarios, obreros de construcción y transportadores fluviales y ferroviarios.
Las condiciones insoportables de trabajo en las fábricas, el incremento de los desalojos de los campesinos pobres, la represión a sangre y fuego de las protestas aisladas de las masas trabajadoras, constituyeron la base material de una poderosa ola de indignación en la forma de un movimiento huelguístico que en 1919 se extendió a las principales ciudades. Este movimiento tuvo dos vertientes: la de los pequeños productores y artesanos agremiados, y la de los obreros fabriles. En la primera vertiente estaban protestas como la de los sastres en Bogotá, zapateros en Medellín y Bucaramanga, sastres, constructores y zapateros en Manizales. En la segunda vertiente se destacaron las huelgas en 1918 de los trabajadores del ferrocarril y puerto de Santa Marta, de los puertos de Cartagena y Barranquilla donde los trabajadores para ser oídos, levantaron los rieles del ferrocarril e impidieron el transporte de agua a Puerto Colombia, siendo atacados por disparos del ejército pero resistieron y obtuvieron un aumento salarial del 50%; movilizaciones obreras en Medellín; pliego de peticiones de los obreros de la United Fruit Company en 1918; exigencia salarial de los trabajadores del ferrocarril de Girardot y otros 3 ferrocarriles en 1919, mismo año en que los mineros de la compañía inglesa de Segovia (Antioquia) realizan una huelga con el apoyo general de la población logrando un notable triunfo. Muchos de estos movimientos adquirieron características violentas, siendo calificados de «revueltas», y aunque giraban sobre reivindicaciones salariales y de jornada de trabajo, se transformaban en movimientos y huelgas políticas contra el Estado. El auge huelguístico de este período tuvo su culmen en 1920 con la huelga en la Fábrica de Hilados y Tejidos de Bello, dirigida por Betsabé Espinosa. Después de un declive de cuatro años, el auge huelguístico retornó de 1924 a 1928 con notables y combativas huelgas de los braceros del Magdalena y los petroleros de Barrancabermeja, ambiente en el cual los obreros de la zona bananera vuelven a la carga con un nuevo Pliego de Peticiones.
Así fue como la Clase Obrera en Colombia nació luchando y enseñó que los derechos de organización y huelga no se mendigan a los enemigos. Se conquistan ejerciéndolos en la práctica, contraviniendo la legislación burguesa que los prohíbe, contraviniendo la reglamentación carcelaria de los patronos que los desconoce. El ejercicio directo de los derechos de organización y huelga, es la enseñanza viva y vigente para enfrentar la tercerización y la limitación de las huelgas, idénticos problemas a los de ayer y que hoy agobian a los trabajadores. Es una enseñanza diametralmente opuesta al oportunismo patronal que considera sagradas e inviolables las leyes de los explotadores, que llama a respetar el orden burgués y hacer la paz con los enemigos del pueblo, que solo ofrece el camino electorero y de los trámites politiqueros en el Congreso, la sumisión y las respetuosas solicitudes a los opresores. Por el contrario, los derechos se conquistan con la fuerza de la lucha. Las leyes a favor o en contra de los trabajadores son un producto de su lucha o de su pasividad.
El Pliego de Peticiones a la United Fruit Company
Los obreros de la zona bananera sabiendo que la Huelga hiere el corazón de los capitalistas que lo tienen en el bolsillo, y que era la forma como podían hacerse escuchar y exigir sus reivindicaciones, el 6 de octubre de 1928 declararon la Huelga con un Pliego de nueve peticiones:
1.      Seguro colectivo obligatorio
2.      Reparación por accidentes de trabajo
3.      Habitaciones higiénicas
4.      Descanso dominical remunerado
5.      Aumento salarial
6.      Supresión del pago con vales
7.      Pago semanal del salario
8.      Abolición del sistema de contratistas
9.      Atención hospitalaria permanente

El punto principal del Pliego era el octavo, EXIGIR EL RECONOCIMIENTO DE LOS OBREROS BANANEROS COMO TRABAJADORES DE LA UNITED FRUIT COMPANY, esto es, acabar la tercerización del trabajo. 

Comentarios