Hora de revivir el ejemplo de los Mártires de Chicago

"No estén tan contentos con la derrota (de Hitler). Porque aunque el mundo se haya puesto en pie y haya detenido al Bastardo, la Puta que lo parió está caliente de nuevo".

Esta visionaria sentencia de Bertolt Brecht, ha estado vigente desde el triunfo sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, hoy más que siempre cobra valor porque el capitalismo está caliente de nuevo, sus crisis las resuelve con guerra, los muertos los pone el pueblo. En Siria, Irak, Afganistán, Palestina, Sudán, Yemen, Turquía, Francia, Ecuador, Venezuela, Colombia y otros que nos cuesta localizar en el mapa Chi-kiang en China, Cabinda en Angola, Ogaden en Etiopía, Jammu y Cachemira en la India.

En todos los recodos del planeta existen hermanos de clase que en mayor o menor medida están humillados y explotados por las fuerzas del capitalismo, el cual cuenta con infinidad de recursos para impedir la resistencia por parte de los agredidos, tales como la fuerza armada del Estado, los partidos políticos corruptos, la religión, los regímenes educativos, los medios de comunicación oficiales, los no oficiales, la legislación, el oportunismo y todos los que están a su alcance para preservar su régimen de explotación y muerte.

El mundo está a la expectativa de los lobos mostrándose los dientes para ver quién tiene más fuerza para quedarse con la presa. Esto es, los ataques terroristas más abiertos de los países imperialistas mostrando sus armas y amenazando con desatar una guerra más feroz de la que ya existe; en medio está la población inerme junto con los recursos naturales que son la presa que todos ellos quieren, fuente de sus inconmensurables ganancias.

Todos estos acontecimientos atentan contra los pueblos, sus intereses, sus necesidades, además son utilizados como carne de cañón, unos para que empuñen las armas en favor de los capitalistas y otros para que pongan el pecho a las balas sembrando la tierra de muerte.

Las degradantes condiciones de existencia de la mayoría de seres humanos, por cuenta del afán de ganancia del capitalismo, las extenuantes jornadas laborales, los miserables salarios, la desprotección a nivel de salud, de educación, de recreación, en fin de poder vivir como un ser humano con necesidades materiales y espirituales, unidas a la crisis capitalista que amenaza con una nueva guerra mundial obliga a los trabajadores a tomar partido de manera consciente, a tomar partido en defensa de la humanidad entera y de la naturaleza.

El Primero de Mayo fecha memorable para la clase obrera debe ser una ocasión para  levantar las banderas de la clase obrera, de los explotados, mostrar que el mundo se puede salvar, que solo el pueblo salva al pueblo, no esperar que venga un salvador supremo, que la unidad de la clase forjada con sus propias ideas es el camino para evitar que la humanidad entera sea consumida por la rapiña de los depredadores capitalistas que están alineándose para esclavizar aún más al ser humano y destruir el planeta que habitamos.

El Primero de Mayo debe revivir el ejemplo heroico de los Mártires de Chicago que se atrevieron a cruzar la barrera de prohibiciones del sistema que los ataba a la máquina, al trabajo y al dueño que pagaba por su vida y su espíritu un miserable salario mientras que la holgazana vida del capitalista derrochaba a manos llenas el dinero que dejaba de pagarle al obrero... igual que hoy en todos los rincones del planeta, incluidos los países que se hacen llamar “socialistas”.
La situación mundial de guerras por doquier, de hambrunas, de matanzas, de desplazamientos, de explotación inmisericorde, de afán infinito de ganancias para unas pocas aves de rapiña capitalistas mientras el resto del mundo se debate entre la miseria que dejan a su paso los arrasadores del planeta, son razones más que suficientes para que este Primero de Mayo salgan masivamente los trabajadores a manifestar su descontento y a levantar banderas de unidad y de lucha por todo el orbe.

Tal como en 1886 los Mártires de Chicago lograron con su sacrificio obligar a la burguesía a disminuir las extenuantes jornadas de 12 y 14 horas a ocho horas diarias, así los trabajadores de hoy tendrán que recuperar este derecho y todos los demás que se han perdido y conquistar nuevos.

La Escuela Sindical María Cano invita a recuperar la verdadera esencia del Primero de Mayo con espíritu combativo de unidad, y a izar la bandera de la independencia de clase; diferenciándose del patronalismo que ha tenido postrada a la clase obrera durante los últimos años ¡No más sindicalismo  burgués!

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