En Venezuela ni Maduro ni Guaidó


El vecino país de Venezuela en los últimos veinte años ha sido sometido al experimento del llamado “Socialismo del Siglo XXI”, una caricatura burguesa del socialismo con la cual han engañado a cuanto incauto desconoce el verdadero significado de lo que puede ser y hacer una verdadera sociedad socialista.

Primero, Hugo Chávez, permaneció como presidente durante casi tres lustros hasta cuando falleció, cuyo gobierno de corte reformista burgués mantuvo sin cambio el viejo Estado burgués y con él, la estructura económica capitalista. Una parte de su aire “socialista” lo consiguió expropiando y nacionalizando empresas que representaban la competencia del sector de la burguesía que lo mantuvo en el poder por tantos años, sacando provecho de los altos precios del petróleo para congraciarse con otros gobiernos afines en ese entonces al mismo engaño “socialista” del Siglo XXI, y por su amistad con otros países imperialistas como Rusia y China que alguna vez fueron socialistas.

Nicolás Maduro, sucesor de Chávez, ha sido el continuador de su política reformista burguesa con las mismas formas ramplonas de gobernar, continuó nutriendo todos los males que trae el capitalismo, tales como la corrupción, la explotación asalariada, la burocracia, la destrucción del medio ambiente, posando de socialistas sin ninguno de los beneficios que este conlleva y apoyado por el mismo sector capitalista que sostuvo en el poder a su antecesor.

Para el pueblo trabajador venezolano esta experiencia reformista solo ha conseguido exacerbar sus precarias condiciones de existencia, las dádivas que ofrece a algunos sectores de la población no pasan de ser una cortina de humo para cubrir la miseria que vive la mayoría de sus habitantes, y para la propaganda gobiernista pseudo socialista.

Las condiciones materiales del pueblo venezolano no son tan distantes de las que viven los pueblos en los demás países latinoamericanos, asiáticos, africanos conocidos con el eufemismo de países en vía de desarrollo o tercermundistas.

La política pseudo socialista por supuesto encuentra en los Estados Unidos su principal antagonista por cuanto los negocios que los capitalistas de este país tienen planeados en Venezuela no fluyen. Es así que durante años se han lanzado distintas estrategias para bajar del poder a los gobernantes actuales, la última presentada se está promoviendo con bombos y platillos como la panacea para el pueblo venezolano. El salvador que intenta restaurar la democracia, ¡el gran lacayo Juan Guaidó!

Presentado como un novel político con un "refrescante estilo”, que hará “avanzar al país”. Guaidó ha sido adoctrinado en Washington, ha recibido apoyo económico de agencias norteamericanas incluida la CÍA. En su devenir político fue nombrado diputado con el 26% de los votos de un pequeño Estado como La Guaira, y luego lo convirtieron en presidente de la Asamblea Nacional.


y "presidente interino" en representación de los viejos y muy adinerados empresarios venezolanos quienes antes del chavismo también esclavizaron al pueblo. Guaidó es otro títere disfrazado con piel del manso cordero, utilizado para reemplazar a los tiranos bolivarianos.
Por la genuflexión de Guaidó ante su “amo” norteamericano, varios gobiernos se han sumado a Estados Unidos para apoyarlo como presidente interino, aunque haya violado todos los cánones de la democracia burguesa que dice representar. Otros países como los europeos, le dan su apoyo porque pueden aprovechar para pescar en río revuelto.

En medio de este tire y afloje por quien se queda en el poder, se encuentra el pueblo venezolano que será el sacrificado en la guerra que está promoviendo Estados Unidos y que Colombia impulsa a instancias de los vividores de la misma cuyos verdaderos intereses se centran en obtener ganancias económicas y usar la guerra como telón para cubrir los delitos que la mayoría de ellos están soslayando.

Juan Guaidó ha pedido gustoso la intervención militar norteamericana, en sus cuentas no están los venezolanos que van a quedar tirados en el campo de batalla ni que la guerra traerá más miseria y atraso para su país, Y como la política es la expresión concentrada de la economía, entonces la "ayuda humanitaria", la "prometida democracia", y sobre todo la guerra, no son más que formas políticas para tomar posesión de las inmensas riquezas petroleras de Venezuela.
A los trabajadores venezolanos no les conviene tomar partido por ninguno de  los dos sátrapas ni de sus respectivas facciones empresariales, ni de sus respectivos patrocinadores imperialistas; su única salida es unirse en contra de sus enemigos explotadores preocupados solo de sus ganancias y las de sus socios imperialistas.
También en Colombia la clase obrera y su movimiento sindical, está en la obligación de: i. respaldar al pueblo venezolano, por solidaridad de clase y en defensa de los intereses del internacionalismo proletario; ii. Oponerse a la intervención militar y al uso del suelo colombiano como plataforma para la guerra, iii. A desvelar el engaño que representa la “ayuda humanitaria” sinónimo de intervención.

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