La cut entrega fondos de los trabajadores a la burguesía


Julio Roberto Gomez  Pdet. CGT, Mariela Barragan Viceministra de Trabajo, Winey Chavez Ejec. CUT, Miguel Morantes Pdte. CTC.

Tanto ha degenerado la dirección burguesa en la Cut que ahora sin la menor explicación desviaron cien millones de pesos ($100.000.000) de los aportes de los trabajadores para la reciente campaña burguesa de “la paz” cambiando el destino natural de los recursos como si de su dinero se tratara, olvidando los ingentes sacrificios que tienen que hacer los trabajadores para sostener a las centrales todavía con la esperanza de que estas luchen por sus derechos.
El Comité Ejecutivo de la cut dice que fue un espaldarazo político a los acuerdos celebrados en La Habana, y continúan el engaño afirmando que con los mencionados acuerdos los trabajadores se pueden desprender de la confrontación armada, mentira demostrada por los mismos hechos recientes de otros grupos y bandas armadas, pues esta guerra no depende de la voluntad política de los contendientes sino de los jugosos intereses económicos que se disputan.
Durante los 30 años de existencia de la cut, sus directivos junto con los de las otras centrales, se han aliado con el Estado y los patronos para rebajar los salarios y los beneficios laborales. En el 91 permitieron que pasara la Ley 50, en el 93 la Ley 100, permitieron quitar el recargo nocturno y las horas extras, han patrocinado todos los años la rebaja del salario mínimo adjudicándose el derecho a representar a los trabajadores en los acuerdos con el gobierno. La más reciente movilización que organizaron en contra de la reforma tributaria la consideran exitosa como si esto fuera suficiente para echar atrás tan oprobiosa reforma que causará mayor pobreza en la clase trabajadora.
Los directivos de las centrales hace mucho tiempo se olvidaron qué es ganarse un salario mínimo, laborar 8 ó más horas, sufrir burlas, demoras y negativas en las Eps, utilizar el servicio público de transporte, y algunos ni siquiera han sido obreros o trabajadores de alguna empresa, han crecido como parásitos a costa de los trabajadores y hoy no se sabe cómo los nombran directivos. Por otro lado no se debe olvidar que por los favores recibidos el Estado ha premiado a sus presidentes con el cargo principal en el Ministerio del Trabajo.
Los trabajadores afiliados a los sindicatos en Colombia aportan el 1% de su salario mensual con el fin de sostener la organización sindical. Los aportes son de vital importancia para ser utilizados en los conflictos que afronta el sindicato contra el patrón y en particular en casos de huelga se deben tener la mayor cantidad de recursos, económicos entre otros, para que la huelga no fracase por su carencia y para que los trabajadores puedan resistir la mayor cantidad de tiempo en esa forma de lucha.
Así, las centrales obreras reciben múltiples aportes de sus afiliados, sin embargo no rinden cuentas de qué hacen con el dinero, lo único claro es que no lo invierten en las tareas sindicales de los trabajadores, no respaldan sus luchas, los despidos no se denuncian, se dejan en el olvido y tampoco son divulgados en las propias empresas donde ocurren. Los directivos de las centrales actúan como el patrón, haciendo matoneo y acoso de todo tipo a los afiliados para amedrentarlos e impedirles que les exijan cuentas de las finanzas, que les reclamen por su traición y pasividad en la defensa de los derechos de los trabajadores y por sus “capacitaciones” encaminadas a debilitar la lucha.
No se entiende por qué, los sindicatos que están afiliados a las centrales obreras están obligados a aportarles una cuota mensual, pagarles por los asesores sindicales que les asignen, pagar las capacitaciones y asesorías legales específicas, aportar para la realización de congresos y campañas politiqueras, si los directivos de estas centrales han demostrado día tras día, negociación tras negociación, que su único interés es rendirse ante los patrones y el Estado en contra de los intereses de la clase obrera.
Es indispensable desenmascarar a estos traidores esquiroles para que sean los propios trabajadores quienes dirijan sus luchas, con independencia de la burguesía y de los jefes burgueses de las Centrales.

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