¡Contra los despidos masivos: unión y organización de los despedidos!





Una de las formas clásicas de los capitalistas para mantenerse a salvo en las continuas crisis de su sistema, es asegurar su cuota de ganancia y trasladar el costo de la crisis a la espalda del trabajador, a través del despido en masa, reduciendo en gran medida los costos de producción y aumentando la explotación de los trabajadores en activo, obligándoles a suplir las labores de los puestos de trabajo de los despedidos; sin olvidar que el aumento del desempleo es condición propicia para mantener el salario por el suelo.


En Colombia en los últimos años a causa de la crisis mundial capitalista se han realizado cientos de miles de despidos en las principales ramas de la industria, dirigidos a acabar las organizaciones sindicales y sus respectivas convenciones colectivas, muchos de estos despidos francos o disfrazados de “arreglos de común acuerdo” han conseguido diezmar las organizaciones obreras, sin que la cosa pare allí pues la patronal viene por todos, como lo demuestra la tendencia al levantamiento de fueros contra directivos de agremiaciones tales como: sintraemcocables, sintrapazdelrio, ugetrans, unitrapelpak, unitralag, sintraindega, sinaltrainbec, sinalTraconcreargos, entre muchos otros.

Frente a este ataque los sindicatos deben ser consecuentes con su papel como organizaciones defensoras de los intereses de los trabajadores y romper con la idea burguesa que ha cogido carrera en el movimiento sindical consistente en dejar los despedidos a la deriva como una masa ajena a la organización obrera o limitándose únicamente a acciones jurídicas equivalentes a someter la lucha de los trabajadores a las decisiones del Estado burgués. Contrario a esta mala práctica sindical es comprender que las acciones jurídicas muchas veces se necesitan, pero lo determinante es la lucha directa, por lo que deberán esforzarse para movilizar a los despedidos como una fuerza pujante, capaz de repotenciar el movimiento sindical, puesto que de seguro cientos de miles de trabajadores despedidos movilizándose en las calles del país inclinarían la balanza de la lucha de clases a favor de la clase obrera.

Este problema de los despidos masivos y el desempleo no puede mirarse con indiferencia por el resto de los trabajadores ya que empuja a los sectores más pobres del pueblo al pauperismo y la delincuencia, duros azotes de las familias trabajadoras. De ahí que la lucha contra los despidos masivos, más que justa es indispensable para evitar la degradación física y espiritual de la clase obrera.

Aun cuando en la actualidad el movimiento sindical se encuentre huérfano de una dirección consecuente con su papel histórico en la sociedad, aquellos trabajadores víctimas del despido, no deben perder la fe en la lucha, por el contrario deben organizarse en comités de despedidos y de la mano de las organizaciones sindicales más consecuentes, organizar la lucha conjunta contra la creciente ola de despidos, lucha que seguramente despertará la simpatía y recibirá el apoyo del más amplio sector del sindicalismo y del pueblo en general.

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