El Espejismo de la Paz Entre Obreros y Patronos


En estos días al pueblo colombiano se le somete a un adormecimiento con el somnífero de la “paz”, dispensado por todos los medios de comunicación, por todas las instituciones estatales, por todos los capitalistas esta vez divididos entre el Sí y el No en el Plebiscito.
En medio de toda esta alharaca de la “paz”, los jefes burócratas de las centrales sindicales han terciado con el gobierno por el Sí, haciéndole propaganda a la paz laboral entre obreros y patrones. Pero contra el deseo de estos sindicalistas burgueses, en la realidad se agudiza la lucha de clases entre capitalistas y trabajadores en las distintas empresas. Por un lado los jefes del sindicalismo burgués llaman a los trabajadores a apoyar a sus verdugos explotadores y por otro lado, el Estado arremete militarmente contra las protestas de los trabajadores. Así ha ocurrido en la planta de Alpina en Sopó Cundinamarca donde enviaron al ejército para atemorizar a los manifestantes que reclamaban respeto a sus derechos laborales; en la cadena Colsubsidio de Bogotá en un mitin de sus trabajadores obligados por la represión del director Luis Carlos Arango que impide el libre derecho de asociación sindical negando los permisos sindicales a los directivos de Sinaltraconfacolsubsidio -no olvidar que en la junta directiva de Colsubsidio hay representantes de las centrales obreras-, hubo algunos individuos del servicio de inteligencia tomando fotos. Uno de los casos donde se ve claramente la tal “paz” por la que se baten en defensa del gobierno, los jefes de las centrales sindicales, fue el ocurrido en Bogotá el pasado 14 de septiembre en la estación de Transmilenio de la Escuela Militar, cuando trabajadores del recaudo y conductores del SITP (Sistema Integrado de Transporte Público) organizados en UGETRANS, salieron a protestar contra las multas, contra las sanciones exageradas a los trabajadores y contra la tercerización laboral, fueron reprimidos violentamente por el ESMAD y cercados por la policía; sin importar que habían trabajadores discapacitados, lanzaron una bomba antidisturbios y pretendieron detener al presidente de esa organización sindical.
He ahí la demostración de que la tal “paz entre obreros y patrones” es paz para los empresarios dueños del capital y guerra contra los trabajadores. Y no puede ser de otra manera, porque el Estado cuya columna vertebral son las fuerzas militares, es una institución al servicio y protección de todos los capitalistas.
Es por esto que desde las páginas de este boletín se ha insistido y se seguirá insistiendo en la necesidad de rescatar al movimiento sindical de la dirección y dependencia que sobre él ejercen los patrones y el gobierno, a través o por medio de los dirigentes sindicales patronalistas y abiertamente gobiernistas como se muestran por estos días.

Mientras el movimiento sindical no logre romper esa dependencia con respecto al Estado que es la fuerza organizada de los explotadores, no podrá avanzar en su lucha por la defensa de los derechos inmediatos de los trabajadores, y menos aún podrá contribuir a la lucha del movimiento obrero por acabar la esclavitud asalariada.

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