PENSIÓN DIGNA PARA LOS TRABAJADORES O UNA VEJEZ EN LA INDIGENCIA
Ponencia al
Encuentro Nacional Por la Defensa de las Pensiones, la Salud y Salarios Dignos.
PENSIÓN DIGNA
PARA LOS TRABAJADORES O UNA VEJEZ EN LA INDIGENCIA
Para empezar
este escrito es necesario hacer un recuento histórico breve del tránsito de la
seguridad social en Colombia que no está desligada de los movimientos que en
este sentido han ocurrido a nivel internacional, porque las
entidades financieras del todo el mundo viven de succionar el sistema de la
seguridad social.
Todo
el despilfarro y el latrocinio sistemático del que ha sido objeto la seguridad
social en el mundo se le atribuye a las crisis del capitalismo y esto
naturalmente es cierto, solamente que las continuas crisis del sistema las
lleva en sus hombros la población de menores ingresos, cargándola con aumento
de impuestos, en última instancia son quienes sostienen toda la economía de la
sociedad con su trabajo proveniente de un empleo formal o informal.
El
ser humano durante toda la historia de explotación del hombre por el hombre no
ha dejado de buscar su libertad e inconscientemente ha luchado por su
emancipación, hoy la mayor parte de las luchas de los trabajadores siguen
teniendo la característica de luchas sin conciencia de clase, a pesar de que
las comunicaciones en el mundo se han facilitado, se han expandido, la historia
y la teoría que han forjado los proletarios sigue oculta, tergiversada, el
capitalismo y sus aliados temen que los obreros y los trabajadores en general
la conozcan porque son ejemplo de lucha y un arma indispensable para conquistar
los derechos perdidos y dirigir los destinos del mundo.
El
primer acontecimiento histórico más importante para la clase proletaria en el
siglo XX fue la revolución de Octubre de 1917. En el vasto imperio de los
zares, los proletarios rusos en alianza con los campesinos y soldados se
tomaron el poder y dieron ejemplo al mundo de que es posible un mundo mejor,
que se puede vivir sin que algunos pocos vivan a expensas de los demás, que los
medios de producción estén en manos y al servicio de los trabajadores. Este
legado trascendió a casi todos los confines de la tierra, producto del cual aún
hoy quedan por lo menos vestigios de su gran ejemplo.
La
Revolución de Octubre, que el año anterior cumplió cien años, desencadenó un
gigante desarrollo económico, político, social, militar, artístico, deportivo,
científico entre muchos otros de una manera vertiginosa, el cual fue conocido
por todo el mundo a pesar de los ingentes esfuerzos de los países capitalistas
por tapar el sol con un dedo tratando de evitar que su gran ejemplo se
desencadenara por todo el mundo.
En
los albores del siglo XX en países como Alemania, Inglaterra, Francia, Estados
Unidos, Argentina, Chile, Perú, Guatemala, México, Brasil se desencadenaban
confrontaciones de trabajadores contra los patronos exigiendo derechos mínimos,
siguiendo el ejemplo de Rusia que mostraba al mundo que sí es posible una mejor
forma de vivir para los trabajadores y para la sociedad en general. Desde luego
el capitalismo veía con este ejemplo peligrar sus columnas de poder y
derrumbarse su hegemonía mundial, por lo tanto no se hizo esperar la propaganda
adversa y la tergiversación, sin embargo era tantos los progresos que lograron
trascender e influir en las luchas por todo el mundo.
De
estos acontecimientos por supuesto no eran ajenos los trabajadores colombianos,
por lo tanto, aquí también se libraban luchas cruentas e incruentas de las que,
sin ser las únicas, se destacaron las huelgas sucesivas de trabajadores en la
construcción del Canal de Panamá, desde 1881 hasta 1920, en las bananeras de
Ciénaga Magdalena en 1928, en Santa Bárbara Antioquia, en la fábrica de
cementos El Cairo en 1963, el paro cívico del 14 de septiembre de 1977 por
mencionar sólo algunas.
Las
conquistas obtenidas por los trabajadores en el trasegar de sus luchas
obligaron al Estado colombiano a formalizarlas por medio del código sustantivo
del trabajo y en materia de seguridad social por medio de la fundación del ICSS
Instituto Colombiano del Seguro Social.
El
tema de la seguridad social tiene relevancia por las reformas con las que
muestra los dientes a los trabajadores el nuevo gobierno por boca del Ministro
de Hacienda, Alberto Carrasquilla, que se atreve a tanto por la falta de unidad
y escasa lucha que caracteriza en la actualidad al movimiento obrero; este
ministro ha sido artífice del aumento de la riqueza de los más ricos y además
afirma que llamar pobres a los pobres es discriminarlos, considera que se les
debe llamar menos ricos,
eufemismo para distraer la avalancha salvaje de medidas económicas que pondrá
en los hombros de los trabajadores.
A
continuación se hará un pequeño viaje por la historia de la seguridad social
para ilustrar porqué los trabajadores se deben oponer a estas medidas que son
causadas por los más ricos de este país.
En
1945 producto de la enconada lucha de los trabajadores y de su pésimo gobierno,
el presidente López Pumarejo se ve abocado a dimitir, pero esto no fue
suficiente para frenar las luchas, así es que el sucesor Lleras Camargo tiene
que promulgar el Decreto de la fundación del ICSS, que nace en 1946 como
bastión de la seguridad social de los trabajadores durante más de 30 años.
Para
el financiamiento del Instituto se definió que procedería de los aportes del
Estado, de los empleadores y de los trabajadores; durante toda su existencia el
ICSS recibió los aportes de los empleadores y de los trabajadores, sin embargo
el Estado soslayaba este compromiso con la clase trabajadora.
La
partida económica que le correspondió al Estado nunca se recibió, esta deuda
creció año tras año, dinero que le hubiera sido de gran utilidad al ICSS para
solucionar muchas carencias de las que luego se valió el gobierno para
calumniarlo y desprestigiarlo. Finalmente en 1973 bajo la presidencia de Misael
Pastrana Borrero esta deuda fue autocondonada.
Con
el gobierno del presidente Alfonso López Michelsen se reestructuró el ICSS
quedando solo como ISS (Instituto de Seguros Sociales) este cambio más que el
nombre significó cargarle al instituto nuevas responsabilidades económicas y exigencias
burocráticas, se estableció mayor injerencia del Estado en su funcionamiento y
de paso creó un régimen especial de funcionarios para socavar el sindicato.
Todos estos cambios aunados a la negativa del gobierno a pagar la deuda
comenzaron a hacer estragos en el Instituto, ya se estaba preparando la entrega
de la seguridad social pública a los privados, específicamente a las entidades
financieras.
En
1992 el ISS pasó a ser una empresa industrial y comercial del Estado, con lo
cual perdió su principal motivo de existencia que era atender las necesidades
de tener servicios óptimos de salud y una pensión digna para la vejez por la
cual los trabajadores tanto lucharon.
En
1993 se promulga la Ley 100, estocada mortal para la seguridad social de los
trabajadores de este país.
A
partir de la Ley 100 la seguridad social cambió radicalmente. Por espacio se
hará un recuento sucinto y general de algunas de sus implicaciones, la
principal es que se divide en pública y privada.
Una
parte de las pensiones continúan con el ISS como régimen solidario de prima
media, con variaciones en la liquidación de la pensión con el fin de
disminuirla aunque las cotizaciones se siguen contabilizando en semanas.
La
otra parte de las pensiones el Estado amparado en la Ley 100 se las entregó a
los fondos privados de ahorro individual, el atractivo para que los
trabajadores se desafiliaran del ISS era que usted se puede pensionar más pronto, o con mayor ingreso todo
depende de usted, de su ahorro. No le contaban a los
trabajadores que ya no iban a recibir pensión, que estaban cambiándola por un
ahorro entregándoselo a los Fondos que hacen con el dinero ajeno lo que
quieren, lo ponen a jugar en la ruleta rusa de las bolsas de valores, si
obtienen ganancia solo una mínima parte se la transfieren a sus clientes y los
fondos se quedan con la mayor dividendo, pero si por el contrario la inversión
produce pérdidas estas se cargan completas al cliente.
La
salud manejada por entidades privadas para lo cual se crearon las Empresas
Prestadoras de Servicios EPS, cuya inconsistencia era muy notoria, pues éstas
últimas no tenían nada mejor que ofrecer en temas de salud y solamente
acudieron a la superficialidad y a envanecer el ego de los trabajadores
mostrándoles instalaciones más lujosas y con atención inmediata sin filas y sin
esperas, aunque tenían que pagar cuota moderadora. Sin hacer mayor análisis del
significado de su decisión los trabajadores optaron por estas EPS, aunque la
mayoría de los jóvenes que iniciaban su etapa laboral no tuvieron opción porque
el Estado prohibió las afiliaciones al ISS por cinco años.
En
el 2001 finalizando el gobierno de Andrés Pastrana, se separó la prestación de
servicios de salud (IPS) de los negocios de la EPS, riesgos profesionales y
pensiones, así pudieron repartirse el negocio entre muchos más interesados en
vivir de este botín, que ya había dejado de ser un pilar en seguridad social
para los trabajadores y abiertamente quedó convertido en el negocio del cual se
lucran un puñado de exprimidores de vidas humanas, que le cobran al usuario y
al Estado, que ahora si tiene una partida económica destinada a salud, de la
cual ningún ministro de hacienda se queja, porque va a parar directamente a los
bolsillos de los privados, negando el derecho a la salud, a la pensión, a los
riesgos profesionales y laborales, dejando morir en la puerta de los hospitales
a los trabajadores, a sus hijos, a sus padres, en definitiva a estas
sanguijuelas de la salud, no les importa sino llenarse los bolsillos con el
dinero ajeno.
Es
importante recordar que la estrechez financiera que siempre estuvo presente en
el ICSS nunca fue óbice para que se desarrollara investigación científica e
implementara programas de prevención y tratamientos tanto para los trabajadores
y sus familiares, de tal forma el trabajador nunca careció de los servicios
básicos en salud, podía acceder a cualquier tipo de tratamiento para
enfermedades comunes o para las que resultan muy complejas sin tener que acudir
a las tutelas, ni rogarle al médico para que le hiciera un diagnóstico
completo, el ICSS contaba con los mejores profesionales.
El
Estado con el fin de favorecer el traslado de los afiliados tanto en pensión
como en salud a los fondos privados y las recién creadas Empresas Prestadoras
de Salud de carácter privado, congeló por 5 años la posibilidad de afiliación
al ISS, causando con ello dos nuevos golpes financieros a este Instituto. De
una parte al restringir las afiliaciones al sistema público obligaba a los
jóvenes trabajadores que apenas iniciaban su vida laboral a afiliarse a los
entes privados, negándoles la posibilidad de elegir el sistema público, de
prima media y de carácter solidario, de otra parte permitió que los aún jóvenes
afiliados al ISS se trasladaran a los entes privados algunos coaccionados por
una dádiva insignificante y otros por medio de engaño contrataban vendedores
que llegaban al afiliado y les hacían firmar el traslado diciendo que era una
encuesta o algo similar.
Así el ISS se
quedó con los afiliados de mayor edad próximos a pensionarse y ya pensionados,
por lo tanto de las erogaciones al sistema pensional nunca fue relevado, de
igual forma en salud quedó con los tratamientos más complejos que le
significaban un costo más alto.
El
tránsito que tuvo el sistema de seguridad social en Colombia fue similar al que
tuvieron todos los países vinculados al Banco Mundial y al Fondo Monetario
Internacional, desde donde se dictan las políticas que los Estados miembros
deben adoptar tanto en Europa como en América Latina. Este fenómeno del capitalismo
demuestra una vez más que el capital no tiene fronteras, que la clase
proletaria y sus intereses revisten un carácter internacional que las hace
hermanas en la lucha
y por lo tanto se deben juntar para hacer un frente común que posibilite
obtener triunfos con mayor prontitud y contundencia.
El Estado
colombiano que nunca le aportó al sistema de seguridad
social se encargó de darle la estocada mortal al sistema. Ahora sí de manera
abierta el Estado entrega la seguridad social al mercado, y no a cualquiera, al
mercado financiero que se ha caracterizado por vivir y crecer a costa de la sangre
y vida de la clase proletaria.
Las nuevas
propuestas del gobierno colombiano para sacar las pensiones del problema en que
el mismo gobierno las tiene sumidas no son consecuentes con las necesidades de
los pensionados sino con las necesidades de los fondos privados.
Permanentemente
los fondos privados de pensiones se quejan de que el sistema público o régimen
de prima media es una competencia inequitativa para ellos pero no cuentan que
el sistema público no ha dejado de reconocer la pensión a sus afiliados y que
el régimen privado hasta ahora lo está haciendo, es decir, solamente han
captado dinero de sus clientes pero no han desembolsado para pensiones porque
solo afiliaron a jóvenes que recién se iniciaban en la vida laboral.
El sistema
privado de pensiones maneja doscientos billones de pesos que se encuentran
concentrados en 3 grupos financieros, el régimen público apenas maneja 5
billones de pesos. Como dato importante no se puede pasar por alto que Santiago
Montenegro como presidente de Asofondos (Asociación Colombiana de
Administradoras de Fondos de Pensiones y Cesantías) en sus inteligentísimas inversiones logró que se
perdieran 5 billones de pesos, aunque el señor Montenegro prefiere llamarlas
ganancias negativas. Como se puede ver claramente, esta pérdida que el señor
Montenegro, sin un ápice de vergüenza, se atreve a confesar que volverá a pasar
equivale al monto total que tiene el régimen público en cabeza de Colpensiones
que es la entidad que se creó para acabar con el ISS y de paso a la
organización sindical que allí existió
Es apenas
en estos días que los fondos privados inician el pago de las primeras pensiones
a sus afiliados, así las denuncias de los afectados ya se empiezan a escuchar,
personas profesionales con salarios por encima de los diez millones de pesos
mensuales reciben pensión mensual de un millón de pesos, de novecientos mil
pesos, valores muy cercanos al salario mínimo. Es así que la propuesta del
gobierno es rebajar el salario mínimo para que los pensionados que han
devengado durante toda su vida el salario mínimo reciban mucho menos de ese
valor que hoy está en $781.242.
El
gobierno también propone fortalecer los BEPS (Beneficios Económicos Periódicos)
y el programa de Colombia Mayor, para ancianos que vivan en la indigencia con
el fin de salirse del problema con una limosna por un valor que está por debajo
de la línea de pobreza. Actualmente está en un dólar noventa, en otras
oportunidades se ha tasado en un dólar, dependiendo de lo que disponga el Banco
Mundial, podría ser menos.
Dentro de las
propuestas del gobierno también está aumentar la edad de pensión, tanto para
hombres como mujeres a 65 años. Esta propuesta también indica una rebaja en la
pensión porque se deben trabajar más años y seguir cotizando con el agravante
que para una persona mayor de 40 años ya es difícil conseguir un empleo estable con
lo cual deja de cotizar y estaría perdiendo la posibilidad de acceder al
beneficio o conseguirlo con un tope salarial menor.
También la
reforma quiere reducir la tasa de reemplazo y promediarlo con los salarios de
toda la vida laboral, es decir reducir el ingreso mensual de la pensión.
Otro asunto que
pone a tambalear el régimen de prima media son los altos salarios con los que
están los directivos del Colpensiones, y su responsabilidad en el manejo no
recae en ellos sino en mandos que están dos rangos por debajo de ellos.
Hoy una persona
que recibe como salario el mínimo legal establecido, no puede vivir, mucho
menos mantener a su familia.
Naturalmente al
gobierno no le importa si un salario mínimo le alcanza a un colombiano para
vivir, quienes tienen que padecerlo saben que no. El salario real quitando los
descuentos mínimos y el transporte para ir a trabajar quedaría en $607.000 de
ahí sigue bajando, se debe pagar el IVA del 19%, el impuesto para retirar
dinero del banco, el impuesto predial, la cuota moderadora en la EPS el
impuesto para recibir el empaque o bolsa del mercado. Aún así el gobierno
quiere subir más impuestos y bajar el salario mínimo.
¿Hasta
dónde? Hasta donde el pueblo se resista, es una ley inexorable del capitalismo.
La exigencia de
los trabajadores debe ser que se fortalezca el Régimen de Prima Media, que el
Estado asuma la responsabilidad y el manejo de la seguridad social, que acabe
con los fondos privados y las EPS, que elimine la burocracia, que ajuste de
nuevo la edad de pensión en favor de los trabajadores no de las entidades
financieras que elimine las cuotas moderadoras, que incentive la investigación
en salud, que contrate médicos generales y especialistas idóneos. Es claro que
para conseguir estas soluciones y cubrir la necesidades de los trabajadores se
necesitan organizaciones fuertes, conscientes, que actúen con independencia de
clase, que no sean seguidores de las manipuladoras centrales obreras que aún
teniendo tantos afiliados no los han convocado para la lucha, pero si los han
frenado en la exigencia de sus derechos, solamente los convocan a votar por el
politiquero de turno.
La Escuela
Sindical Marìa Cano está al servicio de los trabajadores para mostrar el
trasfondo de la política actual del gobierno que junto con los fondos privados
han financiado estudios para tratar de demostrar que el régimen solidario no
funciona, que está en quiebra y que son los privados los salvadores de los
trabajadores.
La pensión es un
derecho, una conquista social de los trabajadores, el Estado está en la
obligación de garantizar una vejez digna para los trabajadores, no se puede permitir
que la vejez de la clase trabajadora se viva en la indigencia.
¡No más ahorro
para los fondos, pensión digna para los trabajadores!
Septiembre 8 y 9 de
2018
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